miércoles, 15 de agosto de 2007

Niebla

Una noche cálida y tranquila, tanto que ni la niebla hace acto de presencia. Aquella que algún día nos rodeó, que nos hizo disfrutar, la que nos ayudó a sufrir una situacion casi perfecta; esa, ya no está.

Es verano, la los haces dejaron de correr revoltosos entre nosotros, la tranquila noche se vió sorprendida por el nervioso vuelo de intrépidos y ciegos murciélagos. La tranquila y hermosa noche se tornó en una tormenta de tranquilidad alborotada.

La situación de extrema paz interior acabó. Aquella despedida que nunca ocurrirá, esa que fue y no volverá. Todo lo conocido ahora es desconocido y sólo quedo yo en una noche cálida y tranquila.



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